La soberbia autoritaria del chiruchismo

Al amparo de la Ley Nº 18.381 solicitamos informaciones sobre aspectos relacionados con la actividad minera de la Intendencia de San José.

Juan A. Chiruchi

Juan A. Chiruchi

El 19 de enero, la asesoría Letrada de la IMSJ emite su opinión: «considera que dicha información debe ser clasificada como reservada, ya que la divulgación de la misma puede afectar la estrategia judicial de un litigio que se encuentra en trámite…».
Esta opinión, que emite el Dr. Pablo Pucheu, sólo puede servir para que el Intendente Municipal tome una decisión respecto a entregar la información solicitada o a denegarla por razones fundadas. En el marco de la ley de acceso a la información, en realidad, no tiene ni interés legal. La sugerencia del Dr. Pucheu: «que se le de vista de dicho informe al gestionante» está fuera de lugar en el procedimiento y no existe resolución, validada por la autoridad competente, de proceder de esa forma.
Según la comuna, porque su representante legalmente acreditado ante la sede judicial así lo manifiesta, «con fecha 29 de enero de 2009 se otorga vista al gestionante, Sr. David Rabinovich, quien suscribe dicha notificación retirando copia del informe».
No fue así. En esa fecha, la IMSJ intenta sustituir la respuesta que me niega, por la entrega de un informe que carece de valor legal e interés para mí. En ningún momento entendí que se me «daba vista» formalmente de nada, ni que tenía que contestar las elucubraciones del abogado municipal.
En el punto 5 del escrito presentado el jueves 19 de marzo, la Intendencia de San José deja claramente establecido que «hasta la fecha el municipio no había tomado resolución respecto a la entrega de la documentación, teniendo presente que habiéndose otorgado vista al gestionante, el mismo no la había evacuado, lo que pudo haber sido interpretado como un consentimiento al informe en vista».
La ley no establece otra cosa que la obligación del organismo, al que se solicita información, de entregarla o negarla por razones fundadas. Es claro que se admite el haber incumplido los plazos legales y queda expuesto el uso de argucias, seudo legales, para dilatar el procedimiento de forma contraria a mis derechos ciudadanos.
La ley de acceso a la información considera estos derechos como una parte importante de los derechos humanos. Quizá sólo se trate de ignorancia. Pero la ignorancia no exime de cumplir con la ley. A un abogado menos (supongo).
Con fecha lunes 16 de marzo presenté, en sede judicial, el recurso de amparo ante el incumplimiento de la ley por parte del municipio. Ese día la Asesoría Letrada emite otro informe. «Las circunstancias que ameritaban tener en reserva la información solicitada (…) han cesado, ya que la audiencia de prueba en el juicio vinculado a las canteras (…) se realizó con fecha 12 de marzo de corriente, restando solamente la declaración de un testigo y el interrogatorio de parte actora, por lo que ha precluido la posibilidad de agregar prueba por hechos nuevos para dicha parte. Por ese motivo entiende que actualmente han cesado los motivos que fundamentaron el informe anterior pudiendo entregarse la información solicitada».
Mis asesores legales advierten que el argumento esgrimido no es, jurídicamente, válido. Pero si lo fuera, este razonamiento tampoco es jurídicamente correcto, falta una audiencia y no ha «precluido», en absoluto, la posibilidad de agregar nuevos elementos al juicio*. Eso es posible incluso en una etapa posterior de apelación, si la hubiera.
En definitiva y ante la eminencia de un fallo que obligara a entregar la información solicitada por parte de la comuna «se ha dispuesto acceder a la entrega de la información requerida, solicitando a la sede judicial un plazo razonable a tales efectos».
El Sr. juez, Dr. Álvaro Messere, dio por cerrado el caso y dispuso que se entregara las respuestas el 3 de abril, a las 14 horas, en Mesa de Entrada de la Intendencia de San José.
Cualquier alternativa respecto al lugar en que se podía concretar lo dispuesto por el Sr. Juez, fue objetada enfáticamente por el Dr. Pablo Pucheu. No aceptó que fuera en el Juzgado, ni en el estudio de la Dra. Leticia Mora, ni en la Redacción de SAN JOSÉ HOY. El juez le señaló que podía mandarla con un funcionario cualquiera. No fue aceptado. Ante el último capricho de la soberbia autoritaria chiruchista, decidimos no ocupar más tiempo de una sede judicial que tiene muchos asuntos más importantes que resolver. Accedimos e iremos a retirar la información.

* Art. 121.2 de la ley 15.982 (Código General del Proceso).

Los plazos están vencidos

El viernes 20 de marzo concurrí a retirar otra información requerida al amparo de la misma ley y que también se refiere a asuntos de interés público: El proyecto de ordenamiento territorial y desarrollo local conocido como «Área suroeste». El trámite 313/09 fue iniciado el 29 de enero, ese día pasó a la Dirección General de Administración y allí, según me informaron en Mesa de Entrada, permanece todavía. El plazo legal para responder es de 20 días hábiles. El silencio se traduce en aceptación de que la información debe entregarse. Todos los plazos están vencidos.

Las imágenes del retroceso

"Su" Gimenez

"Su" Gimenez

"Cuqui" Lacalle

"Cuqui" Lacalle

Las 200.000 rapiñas de García Pintos

“Los chorros llegaron al gobierno”. Así se expresó Daniel García Pintos aquí en San José, en conferencia de prensa. ¿A qué se refería? Aunque el proceso de su pensamiento no es fácil de seguir para otra mentalidad -¿que se mantenga sana?-, haré el esfuerzo de reproducir sus secuencias. Este político estaba hablando del delito y de la inseguridad y mezclando en la cosa el tema de los jóvenes. De pronto, siguió con una esotérica afirmación: Si se denunciaron 100.000 rapiñas en 2008, en Uruguay hay 200.000 robos por año. Es su conclusión matemática ya que -según él-, la mitad de la gente no radica la denuncia porque ya sabe que la policía no podrá hacer nada. Por lo tanto, no es que se pueda estimar sino que “hay 200 mil robos por año en Uruguay”. Esta fiesta del delito, según él, fue prevista por los “chorros” cuando se alegraron de que ganara el Frente Amplio porque sabían que nadie los iba a perseguir. Entonces, en otra soberbia inducción, concluyó que “los chorros llegaron al gobierno”. Este es su lenguaje. Pero su discurso se completa visualmente y el verdadero mensaje se compuso con la presencia de dos militares retirados de alto rango en su estrado. Rodeado por los militares Raúl Mermot y Ramón Trabal, dejó bien claro su enfoque: si con el Frente Amplio ganaron los chorros, con el gobierno cívico militar (dictadura, digamos) se defendió la honestidad.

La eficiencia de Pedro

No nos extraña entonces que García Pintos no esté apoyando en su interna a quien parecía su natural candidato. Pedro Bordaberry prometió hace unos días sobre este tema al que la sociedad está tan sensible, que en 24 meses las cifras de los delitos serán bajadas a la mitad. Quizá deban sacar las cuentas juntos porque no sabemos si es la mitad de 100 o la de 200 mil delitos la que deberá bajar. Es decir, ¿serán 50 o serán 100 mil robos menos en 24 meses? No es changa la diferencia para Pedro y su equipo de magos.

La oratoria de Lacalle

El ex presidente, tiene otra presentación. Se produce más modernamente. Campechano pero no tanto como antes (porque hay que dejar solo a Mujica con sus chabacanerías), neoliberal con De Posadas pero arrimando al wilsonismo y sus planteamientos sociales, emergente de la historia de la derecha del Partido Nacional que hay que mostrar como la del país todo para pescar los votos útiles colorados, explotando todas las calenturas que el IRPF esté causando en votantes de izquierda un tanto débiles al consumo, Lacalle está demostrando una capacidad oratoria asombrosa,  que, a veces, también asombra por sus patinadas. La que cometieron en el texto escrito de su programa que pregona la tolerancia cero con los jóvenes que cometieran infracciones y que el candidato corrige oralmente como “error de borrador”. O cuando afirma que a los textos de la Historia reciente que comenzaron a usarse en esta administración, “yo, los tiro”. Feas premoniciones detrás de esas “patinadas”. ¿Va a tirar textos de Barrán, Caetano, Rilla, Demassi? ¿Los tira y los quema? ¿Recuerda Lacalle, en la historia de la humanidad, quiénes hicieron requisas de libros o los mandaron a la hoguera? ¿Recuerda quiénes le quemaron los libros a Don Quijote?

Susana, Hola

Otra figura televisiva agita fantasmas. Pertenece a la TV. En apariencia no es política y es inocente de cualquier pensamiento ideologizado. Ella, únicamente, ha estado dedicada al entretenimiento. Por eso muchas zonas tenebrosas de su pasado y de su presente empresarial, quedan olvidadas cuando Susana llora por la muerte de un perrito. O cuando Susana grita su amor a un/a televidente que, además, está al teléfono, deshecho/a en lágrimas. O cuando dialoga con Gasalla con inteligencia, comprensión y sentido del humor. Pero, en estos días, a propósito del asesinato de uno de sus ayudantes  más queridos, se ha transformado en el juez inimputable de una sociedad argentina insegura. Y de la uruguaya. Porque su exigencia de “muerte a los culpables” cruzó el charco para sumarse a todas las “tolerancias cero” que andan por ahí. En especial, al coro que enumera delitos en los informativos diarios.

El poder de los fantasmas

En otras campañas políticas, agitando famosos fantasmas, los dueños del poder mediático supieron apoyar a quienes iban a mantener sus prerrogativas. El escándalo de una inseguridad que nos hacen compartir a todos, parece ser hoy la mejor forma de atemorizar a los votantes. Y las promesas de soluciones rápidas, cortantes, expeditivas, la mejor forma de conquistar voluntades.
La historia reciente, la que no quieren dar a conocer a los jóvenes y niños uruguayos, puede ayudarnos mucho a desenrollar esta madeja.

Asegurar el triunfo del Frente en octubre

El jueves de la semana pasada, estuvieron en San José los economistas Walter Cancela y Daniel Olesker, en la presentación del Comité Electoral en apoyo a Danilo Astori.
Al momento de hablar, los dos profesionales hicieron referencia a algunos aspectos económicos de la actual administración. SAN JOSÉ HOY resume parte de lo que dijeron.

Daniel Olesker

Daniel Olesker

Para explicar el cambio

«Quiero introducir una visión, que obviamente no es personal, es compartida… Yo creo que lo primero, lo que seduce a una población para votar por segunda vez a un gobierno que ya eligió, es lo que (éste) hizo por ella…
Creo que allí nosotros tenemos un conjunto de cosas que claramente cambiaron la calidad de vida de la población. Me voy a referir a cuatro, no más, que son las que nosotros a veces no comunicamos todo lo suficientemente para explicar el cambio.
También creo que ahora, que hemos logrado tanta cosa, queda un poco perdido el desastre que encontramos… Y capaz que no fuimos lo suficientemente claros para comunicar las situaciones que encontramos, porque Tabaré dijo un día, ‘no pongamos pretextos y hagamos cosas, y no hay que hablar de cómo lo encontramos’. Nosotros le hicimos caso… pero hay que recordar, porque podemos contar miles de anécdotas de lo que encontramos en Salud Pública, por ejemplo… Otros contarán de otros lados.
Pero bueno, quiero centrarme en los logros…»

Economía y salarios

Olesker habló de cuatro cosas, que según él definen el perfil del gobierno: «darle mejor calidad de vida a la gente: a los trabajadores, a los desposeídos, a los informales… Primero, acá hay una cosa que nos decían a todos: que primero hay que crecer para repartir la torta… Lo escuchamos en la dictadura, cuando la economía creció y la gente perdió salario; lo escuchamos cuando Lacalle tuvo las mismas exitosas condiciones internacionales que tuvo este gobierno, y sin embargo el salario no creció”.
Habló del crecimiento en la actual administración: “La economía creció y el salario creció 20%. No prometimos aventuras, prometimos cosas tangibles: una cosa que dijimos fue ‘vamos a recuperar el salario que se perdió durante el gobierno anterior: 20%’. Ya lo recuperamos en cuatro años, quiere decir que en realidad vamos a sobrecumplir la promesa, porque todavía falta un año y como todos saben los salarios ya están resueltos para el año que viene…»
Pero el economista agregó un punto más respecto a los salarios: “dijimos que algunos salarios tenían que crecer más que otros, porque estaban muy deprimidos. El salario mínimo se triplicó: era $1.350 y hoy es $4.150.
El salario de la educación… recorriendo Montevideo todavía queda algún muro que dice ‘$2.800 salario docente, vergüenza nacional’. Hoy, el salario nominal docente, 20 horas grado 1, es de $11.170. O sea, cuatro veces el ‘vergüenza nacional’».
Olesker también se refirió al salario de la Salud, que creció 50% en este período.

220 nuevos puestos de trabajo

Otro punto que según Olesker ayuda a mejorar la calidad de vida es el empleo: «Nosotros recibimos una tasa de desempleo de 13% y una tasa de precariedad de uno cada dos: uno de cada dos trabajadores estaba en negro. Hoy tenemos 7% de tasa de desempleo; las versiones más pesimistas la llevan a 8%. 220 mil puestos de trabajo nuevos se han creado y 125 mil se han formalizado”.

Paga más el que tiene más y menos el que tiene menos

En tercer lugar, el economista mencionó a la Reforma Tributaria: «Ese es un punto central de este gobierno… Yo el otro día estaba haciendo unos cuadritos sobre cuánto pagaba antes un trabajador y cuánto ahora.
Para pagar como trabajador lo mismo que se pagaba antes hay que ganar $31.500 nominales; si se gana menos, se paga menos. Y si se gana más, está bien que se pague más.
Un trabajador que ganaba $15.000 pagaba el 6% de impuesto al sueldo; hoy, con la Reforma Tributaria, paga el 1.3%.
Hubo un esfuerzo tributario para recaudar lo mismo -porque no significó cargarle más tributos a la población- pero distribuyéndolo de manera distinta”.

Reformas

En cuarto lugar, Olesker hizo referencia a la política social: la reforma de la salud y la reforma de la educación. «Esto no sale de la nada, no emerge, no es voluntarista. Hay que tener voluntad política para hacer estos cambios, y hay que tener dinero. Y el dinero sólo sale si se modifican las condiciones presupuestales de la economía».
Mencionó dos cosas fundamentales que hizo este gobierno para modificar su presupuesto: en primer lugar, la baja del 12% de los intereses que pagaba la deuda pública: «¿Qué hizo con ese 12% que le sobró? Lo destinó a cumplir con otra promesa electoral, que era llegar al 4.5% en la Educación.
(…) Esto se hizo porque hubo voluntad política, y porque justamente la mejora de la economía permitió tener más ingresos y poder financiar esto».
Y habló de otras transformaciones: «Desde el punto de vista social este gobierno hizo transformaciones claves, que permitieron que la gente tuviera más salario, más empleo, más acceso a los servicios sociales y pagara menos impuestos».
Dijo que esto lo pudo hacer porque la política económica se diseñó de tal manera que posibilitó conseguir los recursos, reducir los intereses de la deuda y pagar el presupuesto de salud y educación.
El economista sostuvo que esto se logró “bajando muchísimo esas gorduras que el Estado tenía y que tanto mal le habían hecho… Tanta plata despilfarrada que efectivamente se pudo gastar en otra cosa”. Contó que a él le tocó en los años 90 estudiar el gasto social y aseguró que “el 30% se iba en tecnócratas que estudiaban cómo gastar la plata que venía de los organismos internacionales».
Informó que hoy el Plan de Equidad tiene 5% de gasto de administración y que el otro 95% está destinado a todos los programas “que llegan a todos los ciudadanos”.

Walter Cancela

Walter Cancela

Los signos de la solidaridad

“(…) El centro de la gestión de gobierno del Frente Amplio estuvo siempre puesto en la persona. Sobre todo en las personas que menos oportunidades han tenido a lo largo de tantos años de modelo neoliberal.
Tenemos que seguir en ese camino. Tenemos que continuar profundizando el arraigo de la esperanza en todos los ciudadanos uruguayos…”

¿Cómo hubiera hecho Chiruchi?

«Ustedes saben que una fuente muy importante de ingresos de los municipios son las transferencias del presupuesto nacional.
Hay que preguntar a cualquier intendente de este país, incluso a este intendente de aquí, que siempre se ha jactado de no tener necesidad del apoyo financiero central, cómo hubiera hecho para pagar los presupuestos municipales, para hacer sus obras municipales, que luego redundan en algunos casos en votos… si no hubiera sido que este gobierno aseguró, a diferencia de cualquiera de los anteriores, el pago puntual, en fecha, de los montos comprometidos, que fueron mayores a los comprometidos en las anteriores administraciones para la asistencia de los municipios del interior.
Plata que pusimos todos los uruguayos para beneficio de la mitad de los uruguayos que viven en el interior… Y lo hacemos con todo gusto, porque esos son los signos de la solidaridad uruguaya; los mismos que están vigentes en la reforma tributaria, en la reforma de la salud…
Todas esas cosas hacen a una forma de ver el país que es compartida por el Frente Amplio, pero además hacen a una prolijidad de gestión, a una seguridad de saber hacia dónde vamos…»

Colorados, con artillería pesada en San José

El Tte. Gral. Raúl Mermot y el diputado García Pintos estuvieron el martes pasado en San José y ofrecieron una conferencia de prensa para presentar oficialmente a la Lista 1811, de la Agrupación Nacional Identidad Oriental, que acompaña la candidatura de José Amorín.
Participó además, como referente local, el Coronel Ramón Trabal.

García Pintos y Mermot.

García Pintos y Mermot.

García Pintos: El Frente «está amenazando con profundizar el cambio»

«Estamos en el departamento de San José lanzando nuestra Lista 1811, que va a ser para las elecciones internas del domingo 28 de junio, nuestra lista de referencia a la Convención Nacional del Partido Colorado en el Departamento de San José», dijo el diputado García Pintos.
El diputado habló de la seguridad y mencionó el «momento difícil que vive el país»: «Se viven los avatares tremendos de los índices de delincuencia: 40 rapiñas por día en el Uruguay, cerca de 28 vehículos robados por día en el país, 200 mil robos en el año; las estadísticas oficiales hablan de 100 mil, pero todos sabemos que la mitad de la gente denuncia el robo por razones de seguro, y la otra mitad (…) no denuncia».
El diputado dijo además que «el gobierno, en lugar de ayudar a la gente trabajadora, le quita dinero del bolsillo a través del impuesto a la renta, ahora el IAS a los jubilados, para dárselo a la gente que no trabaja, a la gente que manda a sus hijos a pedir dinero en los cortes de semáforos en las grandes ciudades».
Expresó que cuando la «inseguridad crece», la gente vive mal y habló de la pérdida de calidad de vida. Dijo que «cuando el Frente Amplio llegó al gobierno, los chorros dijeron ‘los nuestros llegaron al gobierno’… Esta es la realidad porque el discurso de la izquierda, apoyando siempre a los presos, siempre echándole la culpa a la sociedad (…) durante años alentó a la delincuencia…» Expresó que ahora el gobierno «remató la jugada» con la llamada Ley de Humanización de Cárceles, que logró el descongestionamiento “por dos meses”: «hoy hay muchos más de los que había en el 2005».

Colorados rebeldes

Por otra parte, García Pintos expresó que Mujica «quiere romper una ley que le ha dado un resultado extraordinario desde el punto de vista económico al Uruguay», haciendo referencia al secreto bancario.
También señaló que en el 2004 el Frente ganó “gracias al acuerdo que Vázquez hizo con Kirchner para que les diera tres días de asueto con sueldo a los uruguayos que vivían allá para cruzar el Río de la Plata y vinieran a votar acá».
Dijo que «ahora Mujica quiere que la mujer de Kirchner haga con él lo mismo… «y le ofrece a cambio poder lograr que no haya secreto bancario en el Uruguay; entonces acá va a entrar la impositiva argentina a ver las cuentas y qué propiedades tienen los argentinos y entonces va a haber represalias».
También expresó que el Partido Comunista «pretende liquidar a las AFAP», señalando que «quiere que todo vuelva a la vieja Caja de Jubilaciones».
«Frente a todo eso, nosotros nos rebelamos, nos paramos de mano», dijo García Pintos, e instó a los colorados a votar al Partido Colorado.
Habló de salvar a la República en tres etapas: «en la primera etapa fortaleciendo al Partido Colorado en las elecciones internas; en octubre para poner una buena cantidad de senadores y diputados colorados en el Parlamento y en el balotaje, para sacar a este Frente Amplio del gobierno, que ya está amenazando con profundizar el cambio».

Por su parte, Raúl Mermot agregó que este gobierno se ha encargado de minimizar los valores de la sociedad, las tradiciones, los valores patrios. Habló de la ley nacional, «votada por unanimidad, que solamente se refiere a un período muy especial: desde febrero del 73 a marzo del 85». «Para atrás no pasó nada…» «Nos rebelamos contra esta actitud, que es sostenida y permanente y a la que no queremos volver».
El Coronel Ramón Trabal dijo que sin partidos fuertes «no va a haber instituciones fuertes»; «nuestro objetivo es aglutinar la mayor cantidad de gente que comparta nuestra visión de país».
Instó a quedarse en el Partido Colorado.

Mermot: “Nunca recibí una directiva, jamás di una orden, jamás participé de un acto de ese tipo”

El Tte. Gral. Raúl Mermot fue Intendente de Rivera y Jefe de Policía de Artigas y Montevideo. Luego de la conferencia conversamos un momento con él sobre el tema de los desaparecidos de la dictadura.

-¿Por qué los militares no dicen la verdad sobre los desaparecidos?
-Referente al tema de los desaparecidos, yo me fui con 48 años de servicio de las Fuerzas Armadas. El último cargo que tuve fue de Comandante en Jefe y tuve cargos de relativa importancia durante el quiebre institucional. Un quiebre institucional que hay que analizarlo desde muchos puntos de vista: Primero fue un golpe incruento como pocos en el mundo, segundo que no fue tan militar, porque la política estaba en un tono, en plena vigencia y no había voces tan fuertes de desacuerdo… Fue como alguien dijo, en un bostezo… Y hasta se dieron negociaciones para que éste fuera por un período muy limitado… llamar a elecciones en el menor tiempo posible, cosa que no se hizo por distintas razones. Ahí pasó el período a casi 12 años, que es un período muy largo, en el que muchos políticos se vieron privados de actuar en política durante muchos años.
Los que hoy son líderes mayores perdieron los mejores años de su vida…
Respecto a los desaparecidos, yo en particular -lo digo y lo sostengo- nunca recibí una directiva, jamás di una orden, jamás participé de un acto de ese tipo, o sea que pienso que si hay un desaparecido que alguien sepa, es un problema de conciencia. El que lo sepa y no lo dice, allá él. Yo ni lo sé, ni lo conozco, ni me enteré, ni lo vi.
El tema es que fue una guerra muy especial, tal vez un poco compartimentada de más, pero donde la acción inicial no fue nuestra…

-¿Y los militares que sí saben, por qué no hablan, por qué no dicen la verdad? ¿Es sólo por temor a las consecuencias?
-Pienso que no lo saben, si lo saben lo dirían, porque de otra forma no podrían vivir consigo mismos. Fijate que los que están procesados hoy en Piedras Blancas, es todo por testimonios, no hay pruebas. Fue hace mucho tiempo…

El orgullo de odiar a Líber Seregni

A través de comunicados de prensa, el Centro y Círculo Militar (Asociaciones sociales que nuclean a militares activos y retirados) criticaron con extrema dureza la decisión del Gral. Francisco Wins de reestablecer la fotografía de Líber Seregni en la Sede de la División Ejército II (en San José), y rechazaron todo intento de reivindicar a ex integrantes de las FFAA que fueron juzgados por la Institución por oponerse a la dictadura.
El Presidente del Círculo Militar, Tte. Gral. (r) Raúl Mermot, respaldó la sanción que se aplicará a Wins: «para defender el legítimo orgullo que sentimos de haber pertenecido a los cuadros activos de nuestras fuerzas, cuando fuera derrotada la subversión» y «haber salvado a la patria de la locura sediciosa al intentar la conquista del poder en forma violenta».
El jefe castrense retirado calificó de «una incomprensible negligencia política» y de «un error histórico e irreversible», que en el momento de conceder la amnistía a los tupamaros (1985), no se les hubiera impedido a título expreso «que en razón de sus peligrosos e irrevocables antecedentes, pudieran ocupar cualquier cargo dentro de la administración pública».
También cuestionó al actual gobierno por haber promulgado la ley que permitió la reparación de los oficiales militares que fueron destituidos por razones políticas e ideológicas en la época de la dictadura. «Una parte del pueblo nos condena sistemáticamente, adjudicándonos o presumiendo determinadas responsabilidades y excesos durante la lucha antisediciosa», dijo Mermot.

«Las heridas del pasado no se han curado…»

Eduardo Pereira Cuadra es Inspector General de Policía (R); blanco, del sector de Larrañaga. Estuvo más de un año preso en dictadura. Como Inspector Nacional de Cárceles decidió retirarse, cansado de la corrupción.

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-¿Cómo era el ambiente previo al Golpe, en la Policía?
-Yo me recibí como Oficial en el año 1970, comencé a trabajar en los primeros días de enero del 71, en el Departamento de Hurtos y Rapiñas. El país, en ese momento, estaba imbuido en una gran efervescencia política y social, lo que hoy los entendidos denominan ‘lucha de clases’; existía un movimiento guerrillero armado en el país y en contraposición una Escuela de las Américas, que ideó, pergeñó, y mal ejecutó un programa para latinoamérica de lo que se llamó la Doctrina de la Seguridad Nacional, aplicada a través del Departamento de Estado. La llamada Política Pendular Norteamericana trajo al país consecuencias sufridas por unos y otros de distinta manera. Había lucha de clases, lucha por el poder que condujo a que unos, evitando que la guerrilla llegara al poder, dieran un golpe de Estado. Yo, honesta y sinceramente, los considero traidores a la patria porque militares y policías no fueron ideados para atacar a las instituciones sino para defenderlas. Los oficiales de la policía juramos, con el puño de la espada en alto, defender a la Constitución y a la Ley. Siempre me consideré un oficial constitucionalista 100%.
Tuve que trabajar en condiciones especiales porque después se vino el golpe de Estado. Quienes han analizado los hechos del pasado saben que la institución policial perdió vigencia, perdió fuerza; fue desmembrada, el cuadro de oficiales fue perseguido y los opositores al régimen militar fuimos acallados, o, como en mi caso, fuimos presos.

-¿Dónde estuvo preso y por qué?
-En Cárcel Central; 449 días, desde junio del 82 a agosto del 83. Conocí personalidades de la política nacional, como Zumarán. Compartí cárcel con tres o cuatro coroneles del Partido Nacional, opositores al golpe de Estado, afines a la figura de Wilson Ferreira Aldunate. Conocí otros que después fueron embajadores, con quienes todavía tenemos algún trato. Se utilizó una excusa para reprimir a un oficial jamás apegado a la doctrina de Seguridad Nacional. Como en todas las épocas los hombres hemos cometido errores y allí había militares corruptos, sin duda. Aclaré un hecho que estaba vinculado a una empresa maragata que había utilizado medios económicos no santos; por eso se me persiguió.

-¿Dónde hizo la denuncia?
-Lo denuncié al Intendente y al Jefe de Policía de la época: coroneles Bazzano y Mermot.

-¿Qué empresa era?
-No es necesario nombrarla, los hechos están juzgados a nivel de la Justicia y de la historia. Me apoyó mucho el Dr. Pedro Sfeir; gran demócrata, un hombre que ejercía la abogacía de una manera maravillosa.

-Mucha gente se enriqueció en la dictadura…
-Sí; corruptos ha habido y hay en la administración pública. Una de las tantas cosas por las que yo pedí mi retiro es porque no comparto justamente, que las autoridades actuales no hicieron nada por reprimir hechos de corrupción con una línea de acción firme y positiva, particularmente en la Dirección Nacional de Cárceles.

-¿Cómo era ser opositor estando dentro?
-Era muy difícil… Cuando me recibí tenía apenas 20 años de edad. Era la antesala del golpe. (…) Que se ejecutó con planes que ya hacía cuatro o cinco años que estaban gestados y se les cambió la fecha; era hasta ridícula la situación. Todo el mundo se daba cuenta que iba a venir el golpe. Los jóvenes que éramos constitucionalistas únicamente poníamos el impulso para que no se llevaran las instituciones de tiro como las avasallaron. Fue lo que pasó; derecha e izquierda son responsables. Yo creo que la responsabilidad histórica es compartida.

-Dentro de la Policía habrá escuchado o visto cosas con las que discrepaba. ¿Qué podía hacer?
-Se hablaba mucho de la metodología de los interrogatorios, que habían sido importados desde otros ámbitos distintos al ambiente nacional. Muchos oficiales no estábamos de acuerdo. Posteriormente me tocó ejercer como Director de Investigaciones acá en San José y todos saben lo que significaba clasificar a los ciudadanos en A, B o C. Aquellos aberrantes certificados por los cuales algunos padres o jefas de familia perdieron sus trabajos… Era un disparate lo que se hacía.

-¿Le tocaba a la policía decidir quién tenía categoría A, B o C?
-Se hacía toda una indagatoria; se complementaban Policía – Ejército y Ejército – Policía para determinar si la persona era un posible conspirador o si tenía ideas que no eran exactamente las que inculcaba el propio gobierno que era dictatorial, lisa y llanamente. Estabas a favor o en contra. Quien estaba en contra recibía su dosis y quien estaba a favor recibía sus regalías. Mucha gente en San José escaló posiciones en esa época y hoy en día goza de buena salud y tiene su prestigio social. Los pueblos no tienen buena memoria respecto de algunas situaciones en particular…

-Quiere nombrar a alguna.
-No, ya es suficiente con que los vea en la calle.
(…) A mí me tocó personalmente, después del golpe de Estado y de haber sido procesado por la Justicia Militar, que había oficiales de policía que no se animaban a cruzarse en la vereda conmigo; no se animaban a saludarme, sentían vergüenza. Pero no era una vergüenza propia sino ajena. Simplemente fueron títeres de la dictadura.

-Hubo mucha gente destituida por esto de las categorías.
-Y hubo quienes no pudieron recuperar sus trabajos nunca más. Esas categorías eran injustas y no sólo eso, tenían precio. Hubo personas que para poder sostenerse dentro del cargo -porque era lo único que tenían para poder mantener a sus familias-, tuvieron que pagar una categoría B para permanecer aún en la orilla de los empleos públicos. Era parte de la corrupción. Los certificados tenían un valor económico.

-¿O sea que alguien que tenía una categoría C, pagaba, y pasaba a ser B?
-Si encontraba el contacto adecuado. Claro que se hacía. Solamente los que vivimos aquella época sabemos el oscurantismo extraordinario que se vivió en esta sociedad. Destrozaron familias enteras. Se destrozó a la sociedad uruguaya. Hay un gran vacío generacional que hoy está latente en este país. Es lo que algunos autores denominan las heridas del pasado. Esas no se han curado y no se van a curar jamás. Eso no se hace por decreto. En eso comparto el pensamiento de Mujica como jefe guerrillero: Yo jamás perdonaría a un adversario de la guerra. Ni de derecha ni de izquierda. Quien se enfrentó conmigo es un enemigo para toda la vida… No le pueden pedir a un hombre como Mujica, que cumplió una preventiva tan larga, en condiciones extremadamente difíciles y excepcionales, que perdone.

-¿Hubo torturas en el ámbito policial?
-Le soy sincero, como no trabajé en la lucha frontal contra la sedición, nunca me tocó ningún tipo de acción y con esto no estoy tratando de eludir responsabilidades históricas; no me tocó porque yo no ejercí en ninguno de los órganos de inteligencia. Es una de las especialidades que no me apasiona para nada. Yo he sido simplemente un policía de calle, un gran investigador. Creo que me he ganado el derecho; tengo 11 homicidios aclarados a lo largo de mi carrera. Me gustó mucho la criminalística. La inteligencia no me llama la atención para nada…

-¿Qué acciones recuerda que haya hecho en clara oposición a lo que se estaba viviendo? ¿O debía quedarse callado?
-Dependía de quién fuera que dirigía las acciones. Ya en el ámbito departamental, siendo Mermot Jefe de Policía, se hacía una reunión una vez por mes en la Escuela Departamental de Policía. Tengo entendido que Mermot había sido Jefe de Estado Mayor de la División años antes. Era un hombre de una mentalidad muy clara, muy digno del cargo que ocupaba. Siempre quería que se hablara con la verdad, que se dijera lo que uno pensaba y sentía; en eso teníamos libertad. Ahí se hacían comentarios de carácter político muchas veces, cómo no.

-¿Las técnicas de interrogatorio importadas llegaron a la Policía?
En la Jefatura de Montevideo siempre se dijo que Mitrione -secuestrado y ejecutado después- había importado una cantidad de técnicas represivas de esa naturaleza. Ellos tenían una parte del edificio a la que sólo tenía acceso un grupo muy limitado de personas. Hoy son todos policías ya desaparecidos; no creo que quede alguien vivo porque andaban rondando los 50 años. (…)

-¿Qué piensa de la Ley de Caducidad?
-La Ley de Caducidad es otro disparate. Anticonstitucional. No se puede perdonar delitos tan aberrantes. Reconozco que fue un instrumento. Aunque hoy es discutible su aplicabilidad, en su momento trajo un poco de reposo a la sociedad uruguaya, en condiciones muy excepcionales y pactos políticos que ha habido a lo largo de la historia de este país. (…) En aquel momento tuvo su sentido; hoy en día se discute su aplicabilidad o no. Eso es otra cosa.

-¿Qué recuerda de cuando salió de la cárcel?
-Lamentablemente que me sometieron a tribunales de honor… Fue un poco risible porque quienes juzgaban mi honor eran los corruptos del momento. Tengo pruebas jurídicas de que eran los corruptos del país que me sometieron al tribunal de honor y me dieron de baja.
A través de un juicio y del Tribunal de lo Contencioso Administrativo logré recuperar el grado; nunca se me recompuso la carrera y nunca me pagaron ningún peso extra. Yo puedo decir con propiedad que el sacrificio que hice buscando espacios políticos y de apertura, no se lo cobré a las arcas del Estado.
(…) Cuando recuperé la libertad, el 29 de agosto del 83, se me puso un servicio de inteligencia del Ejército a cuidar mi casa. Me hicieron seguimientos hasta el cansancio…
(…) Era más que nada un opositor a la corrupción de aquel momento y a una línea de acción política que yo no compartía. Sin embargo me custodiaban como si fuera un sedicioso. Aclaro que nunca estuve vinculado a la izquierda; soy un hombre demócrata 100%; desde esos años hasta la fecha he estado vinculado al Partido Nacional.

-Después volvió a trabajar.
-Sí, con el grado de comisario. Después, Director de Investigaciones en Canelones, Comisario en Pando… Fui escalando en la carrera lógicamente. Me retiré como Inspector General de la Policía Nacional, grado máximo en la actividad y de lo que estoy muy orgulloso.

-Se retiró enojado.
– Más bien resentido. Terminé mi carrera en la Dirección Nacional de Cárceles. Creo en la redención de la pena, cosa que sólo alcanza un preso trabajando.(…) Creo que hay un 70 u 80% de presos que realmente quiere trabajar; el Estado debe darles las herramientas, las semillas, los tractores, hacer colonias granjas… Hay ocho mil presos que deben ganarse el sustento para ellos y sus familias. Si bien tienen algunos derechos suspendidos, no los perdieron. Me parece que es por el trabajo que se debe buscar la solución.
Golpeé muchas puertas; tuve el orgullo de haber planteado este tema en el Paraninfo de la Universidad. Es un tema que me apasiona y creo que tengo la verdad en la mano: el preso no puede estar sometido al ocio el día entero… hay que ayudarlo a desarrollarse, sacarlo del estado de postración en que está.

-Usted entiende que hay mucha corrupción.
-Sin duda; en todos lados y particularmente en el Ministerio del Interior. Le quieren poner un manto para que disfruten quienes no se han apegado a las normas de disciplina y orden de la institución policial.

-¿Tiene nombres y pruebas?
-Yo denuncié todos los hechos que entendí que debían ser denunciados de acuerdo con el marco jurídico establecido en el artículo 177 del Código Penal… Entre otras cosas denuncié al que después fue vicepresidente de la República (Hierro López), porque no había reprimido delitos que uno le denunció en su momento.

-¿Respuesta?
-Silencio.

-¿Dónde denunció?
-Ministerio del Interior.

El primer encuentro con Hugo, y 40 años después

profetaFue memorable y terrible aquel día que me animé a llegar hasta el taller de Hugo.

Hacía poco tiempo que me había venido desde el campo, y a los diecisiete años había juntado en carpetas muchos dibujos hechos pacientemente, tratando de imitar a los grabadores alemanes del Siglo XV.

Un día me decidí y llamé a su puerta. Iba con vergüenza, con esa timidez de animal asustado, propia de los paisanos antiguos. Pero confieso que guardaba la esperanza de deslumbrarlo con alguna de mis obras, porque había dedicado horas y días y años para dibujar abigarradas alegorías anacrónicas, con puntillismos y prolijos entretejidos de líneas a pluma.

 

Cuando se abrió la puerta, apareció un hombre fornido, desprolijo en el vestir, con las manos manchadas de pintura, y envuelto en un fuerte tufo de tabaco negro.

 

-¿El maestro Hugo Nantes? -tartamudeé.

-¡Déjese de joder con lo de «maestro» -me contestó con un vozarrón y una mirada insostenibles-. ¡Con que me diga Nantes es suficiente! ¿Qué anda precisando?

Le expliqué que tenía unos dibujos para mostrarle, y que quería su opinión sobre la técnica.

Me hizo pasar a su taller, que era bastante chico, porque en esa época trabajaba al frente de lo que hoy es su casa. Al fondo estaba Dante Cola y María, y creo que Lalanne.

Hugo tomó la carpeta y desparramó los dibujos en el suelo, y empezó a caminar en torno a ellos. Yo me quedé arrinconado. Lo veía mover su cabeza, alternando negaciones y asentimientos. No me hablaba. Encendió otro cigarro negro y me dijo sin mirarme: «¡Venga para acá». Empezó a señalar algunos dibujos y a hablar de cada uno. Para mí comenzó un calvario. Sus juicios eran mazazos, sentencias implacables, disecciones con un bisturí que cortaba hasta el hueso, análisis irrebatibles, consejos y sugerencias que me resultaban imposibles de seguir.

-¡Usted ha estado trabajando al pedo! -me dijo sin anestesia-. Fíjese que ha llenado papeles con puntitos y rayitas, y todos los dibujos tienen la misma resolución plástica. ¡No imite! ¡Sugiera! Pintar no es imitar. ¡Aprenda a construir! No haga abigarramientos al azar. Vea que en la naturaleza cada cosa está hecha con una textura diferente y propia. No ejercite el virtuosismo, porque eso sirve únicamente para deslumbrar chambones y para que usted se vuelva vanidoso. Diga lo máximo con lo mínimo. Sugiera con el trazo y deje que el espectador complete el dibujo con su subjetividad. No se preocupe por ser desprolijo. Sea espontáneo, porque a veces una desprolijidad buscada tiene más valor que la perfección llevada al paroxismo.

 

Prendía un cigarro tras otro, el Hugo, y yo me arrinconaba cada vez más, y me sentía más y más chiquito y miserable.

Y siguió con aquel análisis de juez insobornable.

-¡Fíjese en la música de Mozart! ¿Conoce a Mozart?

-Algo -contesté sin mirarlo.

-Es obligación de todo ser humano conocer a Mozart -decía levantando la voz-. Si no, se vive sin entender la creación. ¡Y habría menos miseria humana! Y fíjese que a Mozart le bastaba con una corta sucesión de notas, oídas al azar, para construir maravillas monumentales y universales.

Y seguía…

-Tenga en cuenta que para que un árbol alcance las alturas hay que sacarle las ramas innecesarias. ¿Usted cree que Picasso no podía dibujar como un virtuoso? ¡Seguro que podía! Pero lo desdeñó porque vio que eso se agota en sí mismo. Prefirió sintetizar para sugerir. Desconfíe de los virtuosismos. Si quiere aprender a dibujar, estudie los grabados de Goya, de Rembrandt, de Picasso.

 

Creo que perdí la noción del tiempo y del espacio, y entre los efluvios de tabaco, aguarrás y pintura fresca y el discurso implacable de aquel hombre que se me figuraba un profeta con sentencias irrebatibles y definitivas, vestido con una campera andrajosa, ceñida con un cable en la cintura porque ya no le quedaban botones, me hizo sentir que me hundía en un túnel cada vez más oscuro. Quise no tener memoria y no volver a mi casa.

 

Hugo me agarró de un brazo, explotó en una carcajada y me dijo:

-No todo está mal, hay algunos aciertos, pero empezá desde cero. Dentro de un tiempo traeme lo que hayas dibujado y veremos. Y acordate que si te vas a dedicar a la creación, tenés que darle a la gente lo mejor, porque el arte, si existe, tiene como propósito fundamental hacer al ser humano más digno, más esclarecido, más autocrítico. De nada nos servirá crear para un grupito de coleccionistas. El día que toda la humanidad pueda disfrutar de la obra de Picasso, de Goya, de Bach y otros que vendrán, tendremos una sociedad de seres más buenos, más dignos, más solidarios. ¡Acordate!

 

Pasaron unos años, y un día, mi tío, Luis Pugliese Sánchez, fue a visitarme y me dio una carta de recomendación para trabajar en Montevideo, en la agencia de publicidad Oriental. Fuimos con Nantes, en su auto. Hugo me advirtió que me llevaría a algunas galerías, pero tenía que hablar yo, porque él no recomendaba a nadie.

-Si te metiste en esto, tenés que pagar derecho de piso- me dijo.

Ese viaje fue el comienzo de mi carrera, hace cuarenta años.

 

La tremenda paliza crítica que me propinó me aniquiló por un tiempo, pero de las heridas surgieron visiones y conductas que he tratado de cultivar en la vida, siguiendo el mensaje honesto de aquel hombre que quiso ser albañil, y derrumbó los palacios de lo falsamente sublime y solemne, y los monumentos a la vanidad humana. Transformó su vida en su mayor obra de arte, hecha de sarcasmos, ironías, desplantes, juicios lapidarios y mensajes premonitorios, de profeta surrealista.

Se les rió en la cara a presidentes y dignatarios; en su taller hizo sentar en cajones de verduras a embajadores y burgueses plenipotenciarios; apedreó iglesias; expropió santas vírgenes de los altares de capillas y las transmutó en prostitutas solemnes, que expresaban todo el dolor de lo humano; transformó imágenes de santos en dictadores ridículos; con maxilares de caballos construyó rostros pavorosos de bichicomes que proclamaban ser emperadores de la miseria; se sentó en la cátedra de la iglesia de Colonia y dio un sermón para un público invisible que lo aplaudió conmovido; dobló una bicicleta con sus manos; cambió de lugar varias piedras de las Sierras de Mahoma, porque desequilibraban el paisaje; escribía Dios con minúscula; quería incendiar el Vaticano con el Papa adentro, porque decía que allí jamás entraría Cristo; le mordió la mano a un obispo; a una monja gorda le preguntó si estaba preñada y si el hijo conocería al padre; cubrió con su sobretodo nuevo a un marginado viejo que dormía en un protal de un banco en Montevideo (esa noche, el hombre soñó melodías indescriptibles y banquetes interminables, con vinos luminosos); se preguntaba y preguntaba a todos, ya que Dios era omnipotente e infinitamente misericordioso, al encontrarse el Adolfito Hitler cara a cara con el Padre, si se arrepentía de sus matanzas, podía ser perdonado y pasar a sentarse con los Santos.

Cuando Hugo hacía gala de su ultra-ateísmo, una carcajada que conmovía al Universo se oía desde las galaxias más remotas.

Sostenía que Dios era un viejo pervertido que dejó embarazada a una adolescente, y que José, el carpintero, había sido el cornudo más ilustre.

 

Hugo culminó su vida y su obra acercándose (tal vez sin saberlo), a aquel pensamiento bastante nihilista de Carlyle, que sostenía que toda obra humana era en definitiva deleznable: lo único válido era su ejecución.

 

En su conducta surrealista, de actos absurdos y transgresores, impulsado por una vitalidad incontenible, había un propósito de subvertir reglas y conformismos que la sociedad se había impuesto y acatado como sagradas, y que, sin embargo, estaban sustentadas en la hipocresía y en la duplicidad humana.

La última obra de Nantes

En un día de conjunciones afortunadas, Hugo soñó (o soñó que soñaba), que debía acometer la desmesurada empresa de registrar el Universo en una sola e inabarcable obra.

Tal intención resultaría pavorosa y soberbia para cualquier mortal, pero él confiaba en su voluntad y en el olvido del tiempo y de los juicios humanos. Hundió sus pinceles en hirvientes galaxias que nacían y, tomando infinitos pasados y presentes y futuros, comenzó a bosquejar su obra definitiva.

Ese descomunal deseo se le concedió con una condición: sólo él vería la obra una vez concluida.

Comenzó conjurando entretejidos de sueños (quizás todos los sueños), visiones abrumadoras de espacios planos y volúmenes y colores jamás develados. Con la ayuda de alambres reconstruyó algún planeta moribundo; con un crayón violento corrigió la órbita de algún cometa descarriado; con su dedo pulgar le imprimió cráteres a una luna perdida y le alegró la topografía; con su martillo y algunos clavos oxidados fijó el bamboleo de muchos soles envejecidos; y algunas chapas carcomidas le bastaron para hacerse un techo y descansar un rato.

Barnizó todo con un negro humo sacado de mundos calcinados.

Un martes 10 de marzo, a las 5:30 de la madrugada, dio por finalizada su gran obra.

Miró hacia el infinito, y asombrado y feliz, vio que había creado la imagen de Su Maestro.

Y dicen que se murió, quieto.